La canela es bien conocida en la cocina por sus sabores cálidos. En fitoterapia, la medicina tradicional la utiliza desde hace miles de años.
Hay dos tipos de canela :
- Cinnamomum verum, conocida como canela de Ceilán
- Cinnamomum cassia, conocida como canela de China
Disponibles en diversas formas (tisana, polvo, cápsulas, aceites esenciales), sus virtudes terapéuticas son múltiples y reconocidas.
No obstante, la canela sigue siendo una planta con propiedades farmacológicas, y debe utilizarse con cuidado, teniendo en cuenta los posibles efectos indeseables en caso de sobredosis, y evitando ciertas interacciones.
Las propiedades medicinales de la canela
Potente antiinfeccioso general, la canela refuerza el sistema inmunitario, lo que la convierte en una aliada perfecta para hacer frente a todas las dolencias invernales. También es un muy buen estimulante general para tratar la fatiga y la depresión.
Por sus propiedades antifúngicas y antibacterianas, la canela se aconseja para remediar trastornos intestinales (hinchazón, espasmos, náuseas), infecciones bucales, cistitis, vaginitis, etc.
A la canela también se le llama “la insulina del pobre” porque actúa como regulador glucémico reduciendo el nivel de azúcar en la sangre. Se recomienda en casos de diabetes de tipo 2 (no dependiente de la insulina), presión arterial u obesidad.
Por último, se reconocen sus propiedades en la prevención de varios tipos de cáncer.
Efectos indeseables y precauciones de uso
Si se respetan las recomendaciones de uso, los efectos indeseables de la canela en fitoterapia son raros.
Sin embargo, un consumo excesivo de canela puede sobrecargar el hígado y provocar dolores de cabeza y náuseas. También puede, como muchas especias, dañar las mucosas del estómago y del intestino.
Cuando se aplica de forma tópica, hay que tener cuidado con el aceite esencial de canela. Dermocáustico, puede causar irritaciones, incluso quemaduras de la piel y las mucosas. Es imprescindible diluirlo con otros aceites esenciales más suaves, o con aceites vegetales.
También hay que tener cuidado al utilizar la canela de China (Cinnamomum cassia). A diferencia de la canela de Ceilán (Cinnamomum verum), la canela de China es especialmente rica en cumarina. La cumarina es potencialmente tóxica para el hígado y los riñones a partir de cierta cantidad. Por lo tanto, es necesario conocer el tipo de canela utilizada y conocer la dosis, así como evitar las interacciones con otras plantas que la contengan.
Por último, una sobredosis de canela puede provocar palpitaciones, especialmente si se toma al mismo tiempo que el café o el té negro.
Interacciones a evitar
Como se ha mencionado anteriormente, la canela es conocida por sus efectos reguladores del azúcar en sangre. No obstante, es importante evitar las interacciones con otros tratamientos antidiabéticos, ya sean a base de plantas o de medicamentos. El riesgo sería multiplicar la acción y generar efectos indeseables (hipoglucemia, sudoración excesiva, temblores, trastornos de la visión, mareos, ansiedad…).
La canela también tiene efectos anticoagulantes, especialmente la canela de China (Cinnamomum cassia). Por lo tanto, no se recomienda a las personas sometidas a un tratamiento anticoagulante o en asociación con otras plantas con efectos anticoagulantes, por el riesgo de provocar hemorragias, sangrados o moretones.
Por último, las personas que ya toman medicamentos para enfermedades cardiovasculares o úlceras deben evitar la canela.
Otras contraindicaciones:
La canela no se recomienda a las mujeres embarazadas ni a los niños pequeños. También debe evitarse en caso de hipersensibilidad a la planta y en caso de alergia al bálsamo del Perú.
En caso de duda, síntomas prolongados o efectos adversos, es mejor consultar al médico o al farmacéutico.